martes, 16 de septiembre de 2008

Tigres y dragones, todos quieren ser los campeones

Durante unas semanitas intensas la responsabilidad me martilleó la cabeza con fuerza mientras veía cómo se acercaba fatalmente la fecha de los exámenes. Tienes tiempo para estudiar, sí, pero lo dejas pasar, atónito, cansado, incapaz de plantarle cara a los apuntes. Lo único que puedes hacer es agarrarte como si estuvieras en una vagoneta de la montaña rusa y gritar (para adentro) todo lo que puedas. El ciclo exámenes-prácticas-exámenes se repitió una vez más, pero es algo que me había buscado. Además, para qué engañarnos, si hubiera contado con más tiempo lo habría desperdiciado igualmente en algo menos productivo.

Por casualidades de la vida Ricochi y yo acabamos compartiendo piso, y en las escasas horas del día en las que nos veíamos tuvimos tiempo de parir alguna que otra idea disparatada. En el saco de los proyectos pendientes me queda lo de hacer algún día unas tiras sobre nuestra convivencia, ya que hay algunas cosas curiosas que contar, como el cuadrante vital que nunca llegamos a cumplir, las sobremesas de sandía o el "régimen interno" del piso impuesto por nuestro casero. Sospechamos que este hombre se masturba con billetes de cincuenta euros, aunque no tenemos pruebas que lo demuestren.

Después de las tensiones pasadas, el suplemento de verano salió (milagrosamente) todos los días, gracias al consejo de Araceli de adelantar, adelantar y adelantar. Al final, en mi último día, todo estaba bastante relajado. La coña de los tigres y dragones empezó cuando alguien comentó algo sobre los dibujillos que utilizaba google para representar los juegos olímpicos. Pronto se organizó una espontánea broma con el horóscopo chino que corrió como la pólvora entre toda la redacción. Creo que empezó Irina ¿quién si no? Carmen pronto le siguió el juego y en poco rato ya estábamos averiguando vía internet cuál era el signo del horóscopo chino de todo el que se acercaba a preguntar. Irina, qué suerte tienes de ser dragón, ¡el que más mola! Carmen también tiene otro signo molón, el tigre, lo cual les inspiró para cantar al estilo de los payasos de la tele: “tigres, tigres, dragones, dragones, todos quieren ser los campeones...” Los demás nos quedamos con buey, rata, perro, cerdo y una larga retahíla de animales menos glamurosos.

Es cierto que el periódico te estruja, pero en ocasiones como esta, encuentras un ambiente muy familiar. Porque aunque el sistema no funciona todo lo bien que debiera, y la gente discute, y se pelean, en el fondo son como una gran familia. Y cuando te despides notas que quieres volver para verlos a todos. Es una sensación parecida a la despedida en el río, o en el portal de un bloque cercano a la estación de Santa Justa.

Pido disculpas a Advenedizo, porque le metí prisa para que actualizara y luego me tiro dos meses sin postear nada. Mea culpa, ahora soy yo el gallina.

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